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Foto del escritorMundo Rural TV

El Marco, una aldea (territorialmente) dividida por la frontera


ESTA PEDANÍA DE LA CODOSERA ESTÁ DIVIDIDA POR EL ARROYO ABRILONGO, SOBRE EL QUE CRUZA EL PUENTE INTERNACIONAL MÁS PEQUEÑO DE EUROPA

Al límite de La Codosera, emprende una carretera con destino Portugal que, si se continúa durante algo más de 3,5 kilometros, desembarca en El Marco. Para muchos, una pedanía más de esta localidad pacense famosa por sus piscinas naturales; para pocos, una aldea singular con historia propia y peculiaridad inherente. Y es que El Marco posee calles y casas en territorio español y plazas y viviendas en suelo portugués a las que se accede a través del que muchos identifican como el puente internacional más pequeño de Europa.


José María es el propietario de Casa Picado. “Yo no soy el dueño, la dueña es la jefa”, exclama chistoso señalando a su esposa, que alea por el establecimiento que el matrimonio regenta. Un comercio con olor a Todo a 100 que sensorialmente te traslada a finales de los ochenta, uno de los dos únicos que sobreviven en El Marco portugués. “En el lado español no hay ninguno”, cuenta mientras recuerda que al otro lado no existe ninguna tienda. “Por eso todos mis productos son portugueses: quienes vienen a comprar son los españoles”. Aunque ya no tantas toallas ni café como antes: “los jóvenes ya solo quieren Cola Cao y esas porquerías porque dicen que el café da mucho nervio”.

Picado, por como le conocen en los alrededores -“viene de mi padre y de mi abuelo”, revela-, tiene carisma y un toque de perspicacia. “Haz fotos al comercio, para que vengan a comprar, pero a mí no me saques. Yo cobro diez céntimos por cada fotografía”, pide apartando el objetivo de la cámara. Llegó a El Marco que depende de Esperança con tan solo un año y descuenta tiempo para la jubilación. “Cuando cerremos mi compañera y yo, esto se queda vacío”, apunta adelantándose a cualquier reflexión. “Pero yo no me voy de aquí”. Desde el otro lado del mostrador ha vivido tiempos muy buenos para El Marco, cuando el turismo se aglutinaba en las pocas calles de esta aldea internacional, donde a día de hoy cuenta con unos 15 vecinos españoles y poco más de la veintena de origen luso. “No es como hace 30 años”.


El puente internacional más pequeño

Desde la puerta de Casa Picado pueden verse muchos tejados de esta villa, algunos con una antena de Meo y otras con el logo de Canal +. “Yo la luz se la pago a Portugal, aunque para algunas cosas me interesaría más pagar en España”, comenta chistoso. “Y cobrar, también en España”, exclama.

José María saca una Sagres helada -“es la última que queda”- y una botella de agua para paliar las altas temperaturas. Cuenta que en la tienda sobrevive con un ventilador de pie y la televisión española, y que en casa no tiene problemas. “Vivo al pie del regato, allí estoy más fresco”. Habla del arroyo Abrilongo, la frontera natural que divide El Marco en dos y sobre el que cruza un pequeño puente, con algo más de dos metros de largo y pocas primaveras. “Es de después de la Comunidad Europea”, puntualiza haciendo memoria. “Antes hubo otro puente, pero cuando yo era pequeño el regato estaba plano y se pasaba por unas piedras”. Ahora es el principal reclamo de esta aldea, “desde que uno puso en internet una foto diciendo que era el puente más chico de Europa y ahora tiene miles colgadas”.

Es este emblemático puente el que supera la división que impone este afluente natural. Aunque, como insiste y persiste José María, para ellos El Marco no está separado: “nosotros, aquí, estamos muy unidos”.



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